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El granito posee una enorme impermeabilidad al agua y es resistente al calor, las manchas y la aparición de grietas. Aunque tenemos que tener mucho cuidado si se desprende aceite sobre las encimeras. En este caso, hay que eliminarlo cuanto antes, ya que cuanto más tiempo pase más posibilidades hay que penetre en la piedra natural.

También tenemos que prestar atención a los derramamientos de líquidos ácidos, como el zumo de limón, vinagre o vino.

La sal también es un elemento corrosivo, por lo que es recomendable limpiar cualquier montículo que quede sobre la superficie. Y por supuesto, hay que evitar que los productos químicos puedan dañar la superficie de granito, como los detergentes, decapantes, desengrasantes y elementos similares.

La limpieza del granito normalmente requieren de cuidados mínimos, bastando simplemente pasar un paño húmedo a base de agua y jabón neutro por su superficie para eliminar suciedades y polvillo.

Ten cuidado a la hora de dar golpes sobre la encimera, sobre todo si usas herramientas contundentes. En caso de exceso de fuerza podría astillarse o romperse, sobre todo en los bordes. De igual manera, es buena idea utilizar una tabla de cortar para prevenir daños del cuchillo de cocina sobre el granito.

Aunque esta piedra posee una enorme resistencia, no es aconsejable exponerla a un calor excesivo como el de una olla recién sacada del fuego. En estos casos lo mejor es usar algún aparato de cocina, como un trípode, para evitar el contacto directo.